Me estreno como lector con esta autora, y os tengo que decir que me ha sorprendido muy gratamente.
La novela de la que os hablaré brevemente está estructurada en cinco partes que encuadran las vivencias, pensamientos y situaciones por las que van pasando los integrantes de tres generaciones.
La autora nos va enseñando cosas que muchos ya sabemos, pero que nunca viene mal recordar. Entre ellas, que el conocimiento de la historia es importante y nos ayuda a no juzgar a quienes vivieron épocas pasadas en que las circunstancias respecto a la familia, la violencia familiar, el sexo, la situación de la mujer y también del hombre no eran las de ahora.
Precisamente la protagonista, que es jueza, es la primera que se encuentra con una realidad distinta a la que ella había creído. Y absolutamente todo el elenco de personajes de la novela ha de adaptarse, dejar de juzgar y practicar la empatía hacia los demás, para los cuales no sólo es importante que se entiendan las causas de sus actos, sino percibir que son comprendidos.
En cuanto a la familia, a riesgo de desvelaros unas líneas y por lo que mi situación de padre de casi adultos conlleva, me parecen magníficas las reflexiones de la cuarta parte del libro acerca de las relaciones paterno-filiales, de la maternidad en la mujer trabajadora y de la relación de pareja.
Para concluir, deciros que esta es una novela en la que los malos puede que lo sigan siendo, en que los buenos puede que no lo sean tanto como parecía y en el que absolutamente todos son lo que son porque tiene una historia previa que les ha condicionado a tomar distintos caminos en la vida.
Como os dije con Juan José Millas, o con Sergio del Molino, también con Paloma Sánchez- Garnica sería magnífico compartir tertulia. Y si no se puede, al menos, leedla.
¡Buen verano!