jueves, 18 de septiembre de 2025

Matar a un ruiseñor. Harper Lee

 

Matar a un ruiseñor. Harper Lee



Corre la mitad de la década de 1930 en una ciudad de Alabama, al Sur de Estados Unidos. Allí vive la familia de Scout, la niña que relata esta novela. Su padre es un abogado viudo, casi anciano y de “buena familia” que se llama Atticus, y su hermano es Jem, tres años mayor que ella. Jem es un chico muy sensato, la cuida mucho y quiere llegar a ser “un caballero”, como su padre.

La novela describe a través de los ojos de Scout la sociedad que le rodea y el convencimiento general de superioridad de los blancos frente a los negros a pesar de cualquier circunstancia. Ante los hechos que se van desencadenando, ella manifiesta sus constantes dudas, que va compartiendo con Jem y su amigo Dill.

Atticus se verá obligado a defender a un hombre negro,Tom Robinson, de una grave acusación de violación. Los vecinos, a pesar del prestigio personal y la bondad reconocida de Atticus no comprenden su actitud, ni porque defiende a un hombre negro. Él tendrá que defender sus argumentos tanto frente a ellos como frente a Scout y Jem y razonará con estos últimos por qué se llega a situaciones como esta, debiendo enseñarles que las personas son ellas y sus circunstancias, su historia anterior, su educación y el producto de creencias transmitidas durante generaciones.

Aun así, aunque Atticus comprende, no excusa en la novela ni a la sociedad existente ni a los tribunales de Justicia, que debiendo igualar a las personas no lo hace en función de los prejuicios existentes.

El sitio donde un hombre debería ser tratado con equidad es una sala del Tribunal, fuese el hombre de cualquiera de los colores del arco iris; pero la gente tiene la debilidad de llevar sus resentimientos hasta dentro del departamento del Jurado. A medida que crezcas, verás a los blancos estafando a los negros todos los días de tu vida, pero permite que te diga una cosa y no la olvides: siempre que un hombre blanco abusa de un negro, no importa de quien sea, ni cuan distinguida haya sido la familia de quien procede, ese hombre blanco es basura

Atticus trasmite además a sus hijos enigmas que habrán de descifrar juntos, como el significado real de “abolengo” y la dignidad de todos aquellos que, sin tener abolengo, se la ganan todos los días.  

A lo largo de la novela hay además un “mantra” constante, que Atticus expresa así, y que fundamenta la comprensión del entorno que rodea a los protagonistas:  

“…uno no conoce de veras a un hombre hasta que se pone dentro de su pellejo y se mueve como si fuera él”

Puedo imaginar qué supuso una novela como esta en 1961, su año de publicación, escrita por una mujer de Alabama, un estado sureño probablemente con importantes tintes clasistas y racistas. No he visto la película, nominada a la mejor en la ceremonia de los Oscar y que protagonizó Gregory Peck ganando el Oscar a mejor actor, pero la veré. El libro es, a mi juicio, sorprendente y bueno. Muy bueno. 

lunes, 1 de septiembre de 2025

El jardinero y la muerte. Gueorgui Gospodínov.


El jardinero y la muerte. Gueorgui Gospodínov

 


En esta novela, el escritor búlgaro habla de su padre, del proceso que rodea a su muerte y de todo lo que va recordando de él mientras escribe. Anécdotas de su vida, su carácter, su sentido del humor, su instinto de protección, y … su jardín, el territorio propio en el que era feliz y que le había curado durante años de la enfermedad que ya estaba latente.

“Su ausencia pone en marcha toda la maquinaria de la memoria…para estar seguro de que todo aquello fue real”.

Los primeros capítulos hablan del proceso de la enfermedad: la impersonalidad del diagnóstico, el lenguaje profesional confuso, los sentimientos del enfermo y de los familiares y las esperanzas de todo tipo, como “volver a ver a su perro” o “llegar a oír de nuevo el canto del cuco en primavera” Y de la tristeza y de la alegría de disfrutar pequeños momentos.

“Papá, estoy triste por el abuelo, pero también estoy triste por ti, porque tú estás triste por tu padre”

“Ahora puedo decir, por extraño que suene, que mientras estaba a su lado, sobre todo cuando el dolor remitía, pensaba en lo bonito que era estar juntos”

Se escribe acerca de la ausencia que lo llena todo y es el comienzo de una nueva vida sin el padre, aunque el ritual funerario prepara al difunto para su camino y a los afligidos para dicha ausencia.

“No estará para recibirme en la puerta y darme un abrazo”; “primera no llamada por teléfono por mi cumpleaños”

“En fin, lo pasarán bien esta noche…toda la pandilla se reunirá de nuevo, como en los viejos tiempos”

Y tampoco está exenta la novela de reproches, tanto hacia Dios por haberse llevado al difunto como al mismo fallecido por abandonar a los suyos. Reproches que también se dirigen a los doctores, tanto por su pobre forma de comunicar las malas noticias como por sus encogimientos de hombros ante las expectativas del enfermo.

Sin embargo, no es una novela triste. Gospodínov recuerda en distintas anécdotas el legado de su padre. Su forma de ver la vida, su instinto protector que duró hasta el final, su sentido del humor, sus anhelos, sus enseñanzas y pone de manifiesto su orgullo de hijo. El autor reivindica el papel del padre, ausente en la cultura universal, donde al hombre se le atribuyen otras cualidades, apareciendo en tabernas, en busca del vellocino de oro, ganando dinero, emigrando…pero raramente actuando como padre.

Y lo hace citando la Iliada, cuando Ulises, tras años de viajes, se presenta a su padre Laertes y le ha de recordar aquello que incesantemente le daba para ser reconocido:

Árboles frutales, vides y regalos sin fin, que se renovaban cada año”.

O recordando actitudes que se han impregnado en el propio autor y que por fin repara en ellas.

“El bostezo de mi padre antes de acostarse”…”su manera de fumar”… “como apretaba los labios cuando algo le apenaba”…”como se hundía en el jardín”…y “como por un instante me vi como él”.

O manifestando su deseo de llegar a ser como él:

“Si algún día llego a formar parte de alguna escuela filosófica, me gustaría que fuera la escuela invisible de mi padre, según la cual puedes percibir lo sublime en una boñiga de búfalo”

Una novela muy bella. Recomendable y sanadora para todos aquellos que tuvieron un buen padre, y quizá ilustrativa y preparatoria para todos los que todavía lo tienen.


Matar a un ruiseñor. Harper Lee

  Matar a un ruiseñor. Harper Lee Corre la mitad de la década de 1930 en una ciudad de Alabama, al Sur de Estados Unidos. Allí vive la famil...