Matar
a un ruiseñor. Harper Lee
Corre la mitad de la década de
1930 en una ciudad de Alabama, al Sur de Estados Unidos. Allí vive la familia
de Scout, la niña que relata esta novela. Su padre es un abogado viudo, casi
anciano y de “buena familia” que se llama Atticus, y su hermano es Jem, tres
años mayor que ella. Jem es un chico muy sensato, la cuida mucho y quiere
llegar a ser “un caballero”, como su padre.
La novela describe a través de
los ojos de Scout la sociedad que le rodea y el convencimiento general de superioridad
de los blancos frente a los negros a pesar de cualquier circunstancia. Ante los
hechos que se van desencadenando, ella manifiesta sus constantes dudas, que va
compartiendo con Jem y su amigo Dill.
Atticus se verá obligado a defender
a un hombre negro,Tom Robinson, de una grave acusación de violación. Los
vecinos, a pesar del prestigio personal y la bondad reconocida de Atticus no
comprenden su actitud, ni porque defiende a un hombre negro. Él tendrá que
defender sus argumentos tanto frente a ellos como frente a Scout y Jem y
razonará con estos últimos por qué se llega a situaciones como esta, debiendo enseñarles
que las personas son ellas y sus circunstancias, su historia anterior, su
educación y el producto de creencias transmitidas durante generaciones.
Aun así, aunque Atticus
comprende, no excusa en la novela ni a la sociedad existente ni a los tribunales
de Justicia, que debiendo igualar a las personas no lo hace en función de los
prejuicios existentes.
“El sitio donde un hombre debería ser
tratado con equidad es una sala del Tribunal, fuese el hombre de cualquiera de
los colores del arco iris; pero la gente tiene la debilidad de llevar sus
resentimientos hasta dentro del departamento del Jurado. A medida que crezcas,
verás a los blancos estafando a los negros todos los días de tu vida, pero
permite que te diga una cosa y no la olvides: siempre que un hombre blanco abusa de un negro, no importa de quien
sea, ni cuan distinguida haya sido la familia de quien procede, ese hombre blanco es basura”
Atticus trasmite además a sus
hijos enigmas que habrán de descifrar juntos, como el significado real de “abolengo”
y la dignidad de todos aquellos que, sin tener abolengo, se la ganan todos los
días.
A lo largo de la novela hay
además un “mantra” constante, que Atticus expresa así, y que fundamenta la
comprensión del entorno que rodea a los protagonistas:
“…uno no conoce de veras a un
hombre hasta que se pone dentro de su pellejo y se mueve como si fuera él”
Puedo imaginar qué supuso una novela como esta en 1961, su año de publicación, escrita por una mujer de
Alabama, un estado sureño probablemente con importantes tintes clasistas y
racistas. No he visto la película, nominada a la mejor en la ceremonia de los
Oscar y que protagonizó Gregory Peck ganando el Oscar a mejor actor, pero la
veré. El libro es, a mi juicio, sorprendente y bueno. Muy bueno.